Uno de los indicadores económicos más populares y referidos por los analistas financieros es el Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, es muy común que, al preguntarle al general de la población lo que es o al pedirle que lo definan, las respuestas no suelen ser muy acertadas.

El PIB es el indicador que refleja el valor que produce una economía internamente en un determinado período, en términos brutos. Es la suma del valor de todos los bienes y servicios finales (estando ya incluido en este, el agregado de valor de los diferentes “eslabones” de la cadena productiva).

El nivel de producción es determinante en el avance económico. Una economía que no produce, tendrá mayor dificultad para satisfacer las necesidades de sus participantes, desde el gobierno y hasta los trabajadores, pasando por las empresas. Por ello, el PIB es muy relevante para analizar la evolución de la productividad agregada en un país, estado o municipio.

En México, el comportamiento del PIB durante los últimos 10 años, ha sido como se muestra a continuación:

Como se observa en la gráfica, desde 2009 y hasta el 2º trimestre de 2018, hubo un comportamiento de crecimiento constante (aunque no relativamente alto); por el otro lado, la segunda mitad de ese año y hasta el 4º trimestre de 2019, el crecimiento se ha ido a la baja. El resultado anual de 2019, reportado por el INEGI, fue de -0,1%.

Cuando el crecimiento del PIB se comporta de manera recurrente en forma negativa (disminución de la producción con respecto a los períodos previos), se dice, en términos generales, que existe “recesión”, independientemente de la polémica técnica entre los expertos. La realidad es que, cuando cae la producción, todo se afecta de forma negativa. Es evidente que hoy México se encuentra en ese escenario.

Para este 2020, ya se han pronunciado calificadoras de crédito, bancos, organizaciones financieras internacionales, así como la propia SHCP, corrigiendo sus expectativas sobre el crecimiento del PIB para este año y anticipando, de manera muy probable, contracción económica en la producción desde -0.7% hasta -5.7% (datos a marzo 2020).

En abril, un mes después, las expectativas negativas han alcanzado incluso el -8.5%. Es importante señalar que, las proyecciones en este tipo de escenarios en ocasiones son rebasadas, lo que hace importante considerar la posibilidad real de que la caída en la producción sea aún mayor, puesto que existen muchas variables de alta incertidumbre.

¿Por qué es importante conocer la proyección del PIB?

Conocer o proyectar el desempeño del PIB a futuro, ayuda a los gobiernos a anticiparse en las medidas de corrección o reforzamiento pertinentes ante situaciones no esperadas, como la crisis que vivimos actualmente.

La función del gobierno mexicano es crucial para evitar o reducir la caída del PIB en el país a través de medidas contra-cíclicas que estimulen la inversión, a fin de fortalecer el ingreso, el empleo, el comercio y el consumo doméstico de bienes y servicios. Pero es imposible tener un panorama optimista dadas las circunstancias de crisis económica actual, que incluyen la caída en los precios internacionales del petróleo, la emergencia sanitaria por el COVID-19 y, entre otras, la incertidumbre local para la consolidación de inversiones productivas, ocasionada por la falta de certeza jurídica (caso de las cancelaciones de proyectos como el aeropuerto de Texcoco, concesiones mineras, Constellation Brands, consultas públicas cuestionables en cuanto a su validez legal y democrática, etc.), la falta de solidez en la racionalidad de las decisiones de gobierno (priorización de proyectos de baja viabilidad en largo plazo, como la Refinería de Dos Bocas o las transferencias directas de los programas sociales, sin reglas de operación claras y transparentes) y la grave situación de inseguridad en el país (falta de eficacia en el combate al crimen organizado)

Las medidas para aumentar la circulación de efectivo, vía transferencias gubernamentales o política monetaria, pueden ser un paliativo de corto plazo, posiblemente muy útil en este momento, pero de corto plazo al final de cuentas.

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