Por: Claudia Aceves
¿Qué es realmente el arte? Hegel (1835) lo define como una creación del espíritu y plantea que el hombre tiene la necesidad de producir obras de arte; para Croce (1902) el arte es ante todo intuición entendida como expresión o actividad formadora interna. Ambas definiciones resaltan lo indispensable del arte dentro de la vida personal, puesto que Hegel lo interpreta como una necesidad mientras que Croce como una actividad formadora, éstas ayudan al desarrollo constante y a la definición formal de una persona. A mi parecer, el arte es un medio puro —interpretando esto como una forma para llegar a un determinado fin de manera libre y profunda—, una vía de liberación, un escape de lo malo y sostén ante situaciones difíciles, que ayuda a mostrar la verdad de cada individuo o acontecimiento.
En el periodo prehistórico, el arte servía como un medio de comunicación y advertencia, dando paso a su desarrollo y desenvolvimiento a lo largo de la historia, así, se ha usado como medio de evangelización y educación ligados a un orden superior; mas con el paso del tiempo, las vanguardias llegarían a romper con todo estereotipo y fundamento anteriormente propuesto.
Adolfo Sánchez Vázquez (1978, p.39) cita a Lukacs al definir que “el arte es un reflejo específico de la realidad”, sin embargo, considero que éste no tiene como objetivo imitar sino crear, porque a pesar de ser una misma realidad, el reflejo depende del punto de vista de donde sea admirada, y no se trata únicamente de representar la imagen externa, sino de algo interno que involucra una reacción a las situaciones que le acontecen, desde algo ordinario que esconde un significado profundo para el que lo plasma a algo personalmente conmovedor, emocionante, alegre y vivaz, incluso hasta la furia o dolor de una sociedad entera.
Como la finalidad del arte ha estado en constante transformación, ha dado lugar al surgimiento de varias problemáticas, una de las principales es que la mayor parte de la sociedad no suele considerar arte a cualquier creación humana, sosteniendo que lo único digno de admiración es la creación ya sea perfecta o imperfecta de la misma naturaleza, en un ámbito religioso o no.
En el ámbito religioso, Hegel (1835), sostiene que Dios obra tanto en la naturaleza como a través del hombre funcionando este mismo como intermediario de lo divino y representación de la verdad.
En el ámbito laico, se hace la misma comparación de la creación humana y de la naturaleza; esta problemática comienza con la discusión de la existencia del arte natural, y de ser así, ¿cuál sería más sublime? ¿cuál —de estos dos—es digno de admiración?
Pienso que, a pesar de que resalta la pureza del arte del hombre —ya que se manifiesta de manera más clara y perpetua en comparación con el de la naturaleza—; debemos reconocer a la naturaleza igualmente, y aunque ésta no es perpetua y se encuentra en constante cambio, sí puede demostrar estados de una forma igual de clara que en el arte del hombre; el arte natural es, incluso, inspiración para el hombre.
A través del tiempo, el concepto del arte ha sufrido varias transformaciones; no obstante, el arte es la creación que surge de remover el alma y penetrar en las profundidades del corazón humano con el fin no sólo de representar lo bello y lo armonioso sino también las preocupaciones del alma, es una forma de sublimar nuestros dolores, de convertir algo que cotidianamente se considera grotesco en algo que nos represente una situación, una idea, una pasión y poco a poco se convierta en un escape, en una liberación y, quizás, esa liberación es la que necesitamos para seguir adelante.