Escrito por Miguel Ángel Carreón Gómez
Al escribir esto, no puedo más que sentirme indignado y asqueado con la situación actual que esta viviendo México. Si las cifras son correctas, 9 mujeres mueren al día y lo único que cómo hombres hacemos es quejarnos en redes sociales.
He entendido que no se puede decir las cosas calmado, si quieres que te escuchen, tienes que gritar y romper las cosas. Ellas lo hicieron y si ocasionaron un eco que todavía se sigue escuchando.
Regresemos un poco en el tiempo. Nuestro actual presidente prometió que iba a mejorar el país en varios temas, el que nos ocupa en este caso, es seguridad. Prometió mejorar las fuerzas del “orden y la justicia” y la creación de la Guardia Nacional. Pero como se dice: aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Solo fue un cambio de uniforme, no se reeducaron, no se les hizo test, exámenes o algún tipo de evaluación.
El resultado: una chica violada por cuatro policías. Fue la gota que derramó el vaso, y días después el movimiento feminista salió a las calles de la Cuidad de México a protestar. Y aunque no sea partidario del movimiento, en esta ocasión lo apoyo. ¿Por qué?
Primero porque si las personas que nos deben de brindar justicia son las mismas que la rompen; lo que nos lleva a abuso de autoridad, ¿quién los vigila? Nadie. Pueden hacer lo que les plazca, ya que las leyes están hechas para proteger al que comete al delito, no a la víctima.
Segundo. Son personas que están muriendo, no solo son mujeres, son también las personas que dejaron atrás, las madres que quedaron esperando a sus hijas, los hijos esperando a sus madres, las lágrimas que nunca tuvieron que ser lloradas.
Tercero, he escuchado y leído en las redes: “esa no es forma de protestar”; “feministas eran las de antes”. Ningún cambio se ha conseguido pensándolo, solo se consigue al actuar. Recordemos los chalecos amarillos en París, las revoluciones del siglo XX, la pelea por la jornada laboral de ocho horas, el voto para la mujer. En cada una de estas luchas no fue de forma pacífica, fue tomar las calles, quemar edificios, tumbar una idea, un régimen. El mismo mensaje que las mujeres mexicanas están diciendo hoy en día: nuestras vidas valen.
No quiero una revolución dónde acabemos en lo mismo, tumbar un régimen solo para implantar otro; no quiero que ellas (mi mamá, mi novia, una amiga, una desconocida) salga de su casa pensando que es la última vez que estará en ella; no quiero yo tampoco tener que preocuparme si es la última vez si las veré. Quiero Paz, quiero que ellas estén bien, tanto como yo estoy bien, quiero una Evolución.